El éxito es un término relativo. Lo que para unos es un sueño hecho realidad, para otros no es más que un peldaño en la escalera hacia la cima. Quién sabe, a lo mejor estás a un paso del éxito. Así que acércate un poco más.
- No hay necesidad de compararse con los demás
Compararte con Sergio Bolívar en tu departamento, que va por la vida con éxito, es tan ridículo como comer pasta de trigo duro cocida en agua con cloro: hay cero beneficio.
Al comparar, en primer lugar se está cometiendo una injusticia. Te tratas a ti mismo de forma crítica, porque conoces tus puntos fuertes y débiles. Y sobre Nikolai Petrovich sólo sabes lo que te muestra: todo lo mejor. Como resultado, su autoestima se reduce, un sentido de autoestima, también, el orgullo y la emoción se oculta bajo el zócalo, el desarrollo se ve obstaculizada.
Date cuenta de que la comparación es un asunto interminable. Siempre habrá gente que sea mejor que tú, o viceversa. Pero tú eres un individuo único, con tus propios talentos, habilidades, ideas, tienes tu propio camino.
Elógiate, lleva un cuaderno, cada noche escribe al menos 5 razones por las que «soy bueno».
2. Olvidar lo que significa ser perezoso
Si quieres un trabajo mejor, un puesto más alto, esforzarte por trabajar para ti mismo, convirtiendo tu afición en un negocio, debes olvidar lo que significa ser perezoso. Al fin y al cabo, las personas de éxito no nacen, se hacen.
El periodista y sociólogo Malcolm Gladwell confirma esta tesis. En su libro Geniuses and Outsiders, escribe: «En cualquier campo que sea necesario para alcanzar el nivel de excelencia acorde con una pericia de talla mundial, hacen falta 10.000 horas de práctica. En estudios dirigidos a compositores, jugadores de baloncesto, escritores, patinadores, pianistas, ajedrecistas, criminales empedernidos, etc., esta cifra se da con sorprendente regularidad. Esto, por supuesto, no explica por qué algunas personas se benefician más del ejercicio que otras. Pero todavía no se ha dado ningún caso en el que se consiga el máximo nivel de habilidad en menos tiempo. Parece que este es el tiempo que tarda el cerebro en asimilar toda la información necesaria.
- Descanso
Conoce a Juan. Vanya trabaja 12 horas al día. En principio, le gusta, pero siente que su energía ya no es suficiente. El café y las bebidas energéticas ayudan, pero no por mucho tiempo. El exceso de trabajo y los nervios pasan factura: Juan acaba en el hospital.
Vale, piensa el chico, descansaré y todo irá bien. Decide pasar útilmente el fin de semana, e incluso se va de vacaciones un par de semanas. Parece que mejora, pero no tanto: vuelven los dolores de cabeza, el nivel de energía es mínimo… ¿Qué estaba haciendo mal?
La respuesta está en la superficie: mientras estaba de vacaciones Juan no descansaba, pensaba constantemente en el trabajo, revisaba el correo, leía las noticias, llamaba a sus compañeros.
No seas como Juan. Deja tu trabajo en el trabajo. Descansa completamente, desviando por completo tu atención de tu actividad principal. Y lo que es más importante, no te sientas culpable por tu merecido ocio.
- No acumules rencores
Guardar rencor es malo y perjudicial para la salud. Nos lo enseñan desde pequeños, al menos recuerda el proverbio: «Los ofendidos llevan agua. Pero, ¿qué son los proverbios infantiles? Nos ofende literalmente todo y todos. A los padres, que te impusieron la elección de profesión, al jefe por una palabra dura, a los compañeros que no te invitaron a comer. Estas emociones negativas se acumulan como cenizas en el horno, y si no se limpia el horno, dejará de funcionar. A nosotros nos puede pasar lo mismo. Al ofendernos no damos paso a las buenas emociones y perdemos tiempo, salud y éxito.
Prohibirnos ofendernos es difícil, pero es posible. Intenta aceptar el resentimiento y olvidarlo. La situación ya ha pasado, déjala en el pasado y sigue adelante con tu vida. Dentro de unos meses no significará nada para ti.
5. Deshacerse del caos
Y no se trata sólo de esas cosas innecesarias que guardas en casa y en el trabajo, sino también de todos los pensamientos innecesarios que interfieren en tu productividad.
¿Se queja de falta de tiempo, olvida una reunión importante o un encargo de su jefe, le cuesta mantener el equilibrio entre su vida personal y laboral? ¿Sucede siempre? Prepárate para algunas consecuencias desagradables: desde relaciones dañadas con los compañeros hasta mala salud.
Pero si te deshaces del caos en tu vida, te será más fácil gestionar los asuntos laborales y domésticos, la vida en general. Y el éxito no tardará en llegar.
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